miércoles, 27 de febrero de 2008

La Santa hoguera

Y se purificarán sus almas por medio de la santa hoguera-concluyó el cardenal.
4 metros: El cardenal observa el que fuera el hombre más seductor o la mujer más bella (llamada Juana).
3 metros Contempla sin pudor la perfecta redondez de su craneo.
2 metros Ofuscado por la tenacidad incorruptible de esos ojos negro infinito, mejor que nadie, él, sabe que hay más fuego en esa mirada que en la hoguera que la hará arder..
1 metro: El cardenal, si evosión, se deja ir en la admiración de ese maravilloso cuerpo esqueleto que anuncia ya la transparencia, sospecha en silencio que emana de allí mas verdad que de los Santos Evangelios.
Hora Cero: Soga, mástil, fuego, silencio, observa imperturbable. bien sabe que aquella muerte no es otra que la de Fenix, que no habrá para él más respiro hondo, ni noches oscuras, ni aire fresco para sus sueños, que ya nadie podrá callar el ardor de aquel fuego sordo.
Y Juana que mira hacia un infierno de cielo, cielo rosjizo de nubes cargadas y oscuras.
El calor húmedo,hace cada vez más pesado los movimientos y más rápidas las gotas de sudor de la cara de Juana.
Un viento de soplido interminable levanta un olor a tierra por todos lados.
Juana sentia todo y observaba los rostros furiosos de la gente que se volvian rojos por el reflejo del cielo. Gritan con odio, la escupen al canto de un cada vez mas unificado ¡Muere Bruja!
Juana como pocas veces tiene mucho miedo, siente que el corazón se le hincha y se sale por la boca, Se para con firmeza, saca pecho, mentón arriba, mira a la muchedubre como interpelandola, ya sin miedo, ya sin odio, no mas odio repetia en voz baja.
El canto se desvaneció y los rostros cada ves mas rojos ahora por el fuego bajaron como con verguenza, como con pena.
Por Lubarsky-Duvinsky